Francesco Tonucci. La ciudad de los niños

REFLEXIÓN

 

La autonomía de los adultos ha aumentado y ha hecho lo contrario con los niños, que además se mueven en ambientes mayormente controlados. El niño crece jugando y se desarrolla a través del juego y no del estudio, construyendo los cimientos para desarrollarse como persona. El juego del niño debe tener un espacio y un tiempo controlado donde se relacione con su entorno solo, de manera libre. Pero haciendo un análisis de la realidad, se manifiesta que “los niños no tienen ciudad y la ciudad no tiene niños”.

 

En las ciudades, hoy en día, los espacios están restringidos de manera que no favorecen el movimiento libre del niño por el espacio urbano. Es necesario reivindicar que los niños recuperen la ciudad y que puedan crecer más allá de los meros espacios cerrados; proporcionándoles de esta manera autonomía y madurez con el fin de que puedan integrarse en la comunidad como miembros dignos del uso de los espacios que la ciudad ofrece para todos. Los adultos no somos dueños de la calle.

 

Explicando un caso real en Buenos Aires, donde la violencia entre niños suponía una preocupación. Se tomó la decisión comunitaria de involucrar a todos en la supervisión de los niños a la salida del colegio para evitar enfrentamientos y robos; más allá del control policial, el pueblo, concienciado de su problemática, colaboró conjuntamente para facilitar que el camino de casa a la escuela se convirtiera en un recorrido seguro. Tras cinco años trabajando con  esta iniciativa, la violencia entre niños ha disminuido un 50%.

 

Francesco Tolucci propone que los niños mayores de 6 años vayan solos a la escuela, sin la compañía de los padres porque es una experiencia necesaria para toda la comunidad y para favorecer que las ciudades vuelvan a ser de los niños.

 

A pesar del miedo y la sobreprotección que tenemos con nuestros hijos si les facilitamos entre todos que puedan relacionarse en una ciudad más segura, que tenga ojos y voz tanto para educarle como para proporcionarle seguridad, podrán disponer de espacios abiertos y alejados de las prohibiciones que los ayuntamientos imponen en sus plazas. Mientras no haya niños jugando en los parques, la ciudad sentirá que envejece…

 

 

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