Hablemos de Economía, empleo y consumo

La evolución de la industrialización ha permitido nuevas formas de trabajo abriendo paso a nuevas profesiones y nuevos sectores que han permitido a los ciudadanos ascender sus posiciones sociales al verse incrementadas sus rentas. Estas mejoras económicas han seducido a todo el conjunto de la población, que ven en ellas una posibilidad de seguridad y de estabilidad. Lo que sí que hay muy claro es que tenemos la necesidad de trabajar para poder sobrevivir pero ¿necesitamos invertir tanta dedicación y tanto esfuerzo en algo que se acaba por no tener ningún valor diferente al lucrativo y que entorpece nuestras relaciones entre humanos y con  la naturaleza? Las estructuras económicas consideran que sí, sin una fuerza de trabajo que las mantenga dejarían de funcionar, y sin alguien que compre los productos que fabrican todavía peligrarían más sus intereses. Es por eso que las multinacionales, las corporaciones y las empresas pretenden generarnos necesidades y explotar al máximo el rendimiento de sus acciones, con el único objetivo de crecer por crecer, explotando todo aquello que encuentran a su paso. 

 

Los consumidores no analizamos el producto que nos venden a través de imágenes despampanantes y fosforescentes para incitarnos al consumo compulsivo, nos limitamos a adquirir por el simple hecho de tener más y mejor, sin ver que de ello depende tu esclavitud ante los servicios de los gobernadores de mercado. 

La obsolencia programada es el sistema que permite esta rueda de consumo, la innovación del producto consiste en ofrece un producto al mejor precio posible pero con una caducidad limitada, para que los consumidores no olviden que su única forma de disfrutar y de satisfacer necesidades es comprar y comprar. 

Es vergonzoso el círculo en el que nos encontramos, no es que necesitemos más sino que desaprovechamos más. Aquello que ya no nos gusta o que se paso de moda acaba llenando los contenedores de basura, siendo posiblemente algo que necesita la persona que convive a tu lado. La evolución al individualismo, ha conducido a reproducir conductas egoístas y a no observar las necesidades del nuestros vecinos.

 

Las marcas bombardean nuestro entorno, se repiten una y otra vez por todas partes y que mantienen inconscientes en nuestra mente. No llegamos a poder analizar en profundidad este asunto pero si fuéramos conscientes de cómo influye la publicidad en nuestras elecciones a la hora de comprar nos quedaríamos estupefactos.

 

¿Y la economía sumergida? ¿a quién le interesa realmente su desaparición? A quien debería de interesar primero es a los gobiernos, para poder sacar conclusiones más aproximadas del PNB y de las transacciones que se producen en el país, pero son ellos los que permiten que esto suceda. El pez que se muerde la cola, el rico como tiene poder, maneja su dinero para que vuelva de alguna manera o otra a entrar en sus arcas.