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Ken Robinson. Las Escuelas Matan La Creatividad

REFLEXIÓN

 

Partimos de que la educación es fundamental para que las personas podamos desarrollarnos en plena autonomía. Según el contexto y la situación histórica de cada momento, la sociedad precisa que se adecuen los sistemas y métodos a las necesidades de todas las personas, sin excepción. La educación por lo tanto, o más concretamente, la educación formal impartida en las escuelas, debe de sociabilizarnos y capacitarnos para el pleno desarrollo grupal, partiendo de las potencialidades individuales de cada una como elemento fundamental para la consecución conjunta de fines colectivos. 
 
Más allá del concepto de escuela, tal y como sobrevino durante la industrialización, donde los sistemas requerían de unas ciertas actitudes y aptitudes vinculadas a realidad del momento; el ser humano, ha tenido siempre tiene la necesidad innata de experimentar, de crear, de vivenciar por sí mismo con aquello que le rodea. Gracias a eso, ha sido posible también la evolución del hombre y la mujer, sabiendo sacar provecho de una característica que le diferencia del resto de animales: la razón. Cualidad que permite a su vez la capacidad de inventar, imaginar, idear y crear.
 
Los sistemas educativos, lejos de potenciar una cualidad inherente al ser humano, han tratado de menguarla, inhibiendo su potencial de transformación e incluso llegando a penalizar y a medicar  a aquel individuo incapaz de adaptarse porque, según afirman  “es demasiado creativo (palabras textuales de una profesora de educación infantil)”.
 
Tal y como señala Ken Robinson, equivocarse es cosa de sabios y por tanto,  debemos de permitirnos el error como escalón hacia el éxito en la consecución de metas y objetivos personales, para encontrar nuevas alternativas por las que poder mejorar nuestra calidad de vida. La educación por lo tanto, no puede privar nunca a la creatividad tal y como viene haciéndolo hasta ahora, ni cohibir las propias formas de expresión debe permitir que todas y cada una de los ámbitos de la persona, tanto cognitivos como afectivos, puedan obtener el pleno desarrollo en todas las áreas (técnicas, físicas, artísicas..) Su fin por tanto, debe permitir el empoderamiento de todas y todos como personas activas y participativas en la sociedad de la que forman parte. 
 
La sociedad necesita, sobretodo hoy en día de nuevas formas que revaloricen los aspectos humanos más allá de los intelectuales,   y nuevas formas que surjan de la creatividad y la imaginación que propongan  nuevos modelos de relación y de supervivencia humana, de manera que se potencie la inteligencia como una capacidad diversa, dinámica y única.